interferencia

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un camino

Un camino es una trayectoria.

Un camino conecta punto A con punto B.

Un camino puede mostrarnos un lugar C entre punto A y punto B.

Un camino marca un sentido, una trayectoria; un camino da sentido.

Un camino genera expectativa.

Un camino te lleva, adónde, no siempre se esta seguro.

Un camino tiene un destino, inclusive si es tan sólo llevarte por él mismo.

Un camino es una oportunidad de ir desconectando de donde viene uno para conectar a donde uno va.

Un camino es la extensión del espacio. Por esencia, un camino nos hace recorrer espacio.

Un camino, independientemente de su materialidad, es un tapete rojo, un gesto que nos da la bienvenida.

Un camino puede ser lo largo que guste, pero si es demasiado ancho, me parece que pierde su definición de camino. En caminos muy anchos, uno termina tomando su propio camino entre tanta expansión.

Hay caminos informales, que se han ido generando simplemente por la frecuencia de su uso. Su tierra se ha ido compactando por el peso del paso continuo. Su materialidad, se puede decir, es el peso del uso a través del paso del tiempo.

Hay caminos que levantan la expectativa por llegar, caminos en pendiente, en donde desde el punto bajo no se llega a ver el objeto de destino. Su falta de vista al destino generan una expectativa ciega, ansiamos llegar a lo que no se nos muestra.

Hay caminos enigmáticos, que se curvean por jardines densos para ver generando una sorpresa con cada giro.

Hay caminos rectos, casi matemáticos, no solo en su línea precisa pero también en su repetición de sus elementos. Un camino recto conformado por pequeñas tiras de concreto blanco toman una presencia escultórica al contrastar con el paso o la grava que lo rodea. Uno fácilmente podría confundir dichos caminos con una escultura de Sol Le Witt si no fuera por el contexto tan banal y su función tan practica: llevar a uno a la casa.

Hay caminos que parecen flotar sobre el agua. Un espejo de agua, ni siquiera tan amplio o tan profundo es suficiente para generar la ilusión. Lo importante son los escalones, las superficies en donde uno llega a pisar en medio del agua. Si están ligeramente separados funciona mejor, y por supuesto, es esencial que estén ligeramente por encima del nivel del agua. Uno llega a sentir que atraviesa por encima del agua.

Caminos sonoros son mis favoritos. Grava, hojas secas, cualquier material que provoque un sonido al pisarlo me parece poético.

Hay caminos profundos que parecen trincheras. La sensación de estar rodeado por tierra, por lo menos hasta la cintura, da un sentido de resguardo y protección.

Hay caminos que saltan de una topografía a otra. Uno los podría llamar puentes pero no dejan de ser parte del camino.

Hay caminos que se esconden brevemente del sol. Uno los podría llamar túneles pero no dejan de ser parte del camino.

Carl Andre es el maestro de los caminos (y los tapetes).