interferencia

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una barda

Toda barda es politica.

Una barda separa, limita, define bordes.

Una barda interrumpe la continuidad del espacio; una barda frena.

Una barda pinta la raya del espacio que me pertenece.

Una barda es una linea dibujada en el piso que ha sido levantada para que la vean.

Una barda es una superficie delgada pero contundente, divide un espacio de otro.

Hay bardas de vegetación, cuya densidad define su eficiencia.

Hay bardas ciegas, que no ceden ni a la vista. Solo nos dejan saber, por su contundente presencia, el acto de negación. Nos muestran, con su presencia, que algo mas no se nos esta mostrando.

Hay bardas graduales, que muestran no solo su materialidad sino el proceso de llegar a esa materialidad. Ellas se han ido conformando una piedra a la vez.

Hay bardas frágiles. No tomaría mas que un empujón y se vendrían abajo. Pero aun así siguen ahí. Quizá no toma más que marcar su presencia, por más frágil que sean, para dejar claro su función básica. Su condición efímera no las hace ineficientes, su labor es tan solo pintar una linea en el territorio, dibujando un limite físico entre el aquí y el allá.

Hay bardas de hilos de púas tan agresivas como imperceptibles. Estoy seguro que los postes blancos de concreto que les dan estructura son tanto para sostener a los delgados cables como para anunciar y advertir al intruso el daño que puede recibir si no pone atención al acercarse a ellas.

Hay bardas de malla ciclónica que enrejan un espacio. Me pregunto ¿si el espacio se siente encerrado?

Hay bardas cubiertas de hiedra como disfraz amable para la solidez que se esconde detrás de ellas.

Hay bardas de tubos metálicos, puestos en su sentido vertical para evitar ser escaladas. Si alguien lo llegara a intentar, se resbalaría en la esbeltez de cada tubo. Pero por si acaso, en ocasiones, los tubos se rematan con puntas puntiagudas para dar una dolorosa lección a quien intente poner a prueba su resbaladiza verticalidad.

Hay bardas que de frente dan una cara sólida, pero si uno se vuelve encuentra que hay vistas que se vuelven porosas. Su porosidad depende del ángulo en la que uno las enfrente.

Hay bardas perceptivamente extensas - un elemento repetitivo que parece multiplicarse sin fin.

Hay bardas vandalizadas. Alguien debió de estar inconforme con la restrictiva presencia de la barda. Creo que les llaman grafiteros.

Hay bardas bajas, como barandales, que solamente quieren pausar el movimiento sin limitar la vista. Su estatura, sin embargo, no se vuelve un limitante a su función de definir un borde.

Hay bardas tan anchas que pueden ser habitadas. No son tan solo superficie sino llegan a ser volumen.

Hay bardas que hacen notable la topografía que recorren. Su limite alto suele mantenerse a nivel pero su contacto con el terreno va oscilando de arriba a abajo dependiendo de la topografía que recorren.

Hay bardas que mantienen su altura independientemente de las curvas del terreno en el que se encuentran. Dichas bardas dibujan un horizonte artificial que en realidad es paralelo a la topografía de su base.

Hay bardas tan pesadas que requieren contrafuertes para sostener tanta corporalidad.

Bardas blancas, sólidas, en medio del paisaje se convierten en pantallas que no muestran nada más que la ausencia que han provocado en el paisaje.

Hay bardas para contener animales; Hay bardas para contener niños; Hay bardas para excluir al otro, sea quien sea ese otro.

Entre más contundente sea el tamaño, la materialidad y los dispositivos de seguridad integrados a la barda, más llama la atención a eso que intenta resguardar.

Hay bardas con ventanas minúsculas de vidrio espejo integradas a ellas. Alguien adentro, que tu no ves, te puede ver.

No hay barda impenetrable.

Toda barda tiene un acceso, una puerta, un portón, un hueco o hasta una grieta - un punto débil que hace al resto de la barda casi inútil.

La mayoría de las bardas me parecen musicales. Contienen un ritmo material en su ensamblaje. Algunas usan un material para sus postes estructurales y otro material para el relleno entre los postes. Dependiendo del material, se genera un ritmo y una proporción particular entre elementos; por lo tanto, cada barda tiene su propia musicalidad.

Hay bardas porosas. Algunas juegan con efectos ópticos. Si son de metal perforado, por ejemplo, se genera un efecto conocido como el efecto Moire, donde los círculos parecen moverse y responder a nuestro movimiento.

Hay bardas inquietas que se sacuden con el viento. Ellas están hechas de plástico con pequeñas perforaciones redondas que permiten que pase el aire, pero en general, o por lo menos así me parece, los círculos no son suficientes así es que su corporalidad toma aire, o se puede decir que toman cuerpo y se van inflando y desinflando al ritmo del flujo del aire. Su movimiento, aparentemente azaroso, genera una condición tan poética como la danza.

Hay bardas de precaución que, irónicamente, son extremadamente frágiles. En construcciones, por ejemplo, encontraras unas bardas temporales hechas de una malla de plástico naranja que intentan llamar la atención y avisar que la obra esta en proceso y puede haber vacíos en donde uno podría caerse. La malla sirve como aviso de precaución pero difícilmente detendría la corporalidad de un distraído que pasa caminando y se topa con ella.

Hay bardas recicladas que se conforman, de manera oportunista, de otros elementos arquitectónicos. He visto bardas hechas de puertas, de cofres de auto, de llantas de hule y de tarima de madera. He visto bardas que usan botellas de vino y garrafones de agua. He visto, inclusive, bardas que usan cartones para la leche o laminas de metal para corcholatas que nunca llegaron a ser ni cartones de leche ni corcholatas.

Hay bardas burdamente agresivas. Su corona se conforma de vidrios rotos con puntas puntiagudas para persuadir, de manera salvaje, a escaladores indeseables.

Hay bardas idílicas - blancas, bajas, hechas de tablas de madera puestas en vertical ligeramente separada una de otra. En ocasiones, las tablas has sido decoradas en su parte alta, ya sea con dos cortes en diagonal, con un hoyo perforado o hasta con perfiles más barrocos. Si no han visto alguna de ellas, solo hace falta ir a las afueras de cualquier ciudad de los Estados Unidos. Supongo que dichas bardas son emblemáticas de la percepción de los Americanos por dar una impresión de que son el país de la democracia y de que todos son bienvenidos, inclusive los vecinos.

Hay bardas tan altas que deben ser consideradas un edificio.

Hay bardas tan largas que parecen fronteras entre países.

Hay bardas que contienen tierra, lo cual las hace más muros de contención que bardas.

La tentación de escalar, montarse sobre una barda y saltar al otro lado esta siempre palpable.